COHABITACION:
PALABRA DE MODA, O
UNA NUEVA Desde el advenimiento de la democracia son muchas
las palabras que los dirigentes, comunicadores y sociedad en general han
utilizado para definir las acciones y los cambios que se han producido
en estos años donde no siempre, los que militamos y actuamos en política,
hemos estado a la altura de las circunstancias, en este contexto la
palabra que define un nuevo tiempo en la Argentina es cohabitación. Cada acto eleccionario ha dejado siempre muchísima
tela para cortar e infinitas posibilidades de análisis, pero quizás
ninguno nos ha entregado tanta riqueza democrática como las elecciones
de octubre pasado en la República Argentina. Por sobre todas las cosas
nos ha dado a los dirigentes políticos la posibilidad -si es que
queremos y podemos- de entender e interpretar uno de los mensajes más
contundentes que la sociedad argentina ha dado en su conjunto en los últimos
tiempos: cada
uno en su lugar, y ese
lugar lo definió la gente. Contrariamente a lo que opinaba la mayoría de los
encuestadores y analistas de la realidad sociopolítica argentina, la
gente votó de la misma manera a la que respondió a las encuestas. Esto
es, de una forma polarizada no verticalista, donde el elector es cada
vez más exigente y menos obsecuente y cautivo. Con un nuevo votante,
reflexivo y maduro, que premia o castiga de acuerdo a las
circunstancias, inevitablemente tendrá que aparecer -y yo agregaría
por suerte- una nueva manera de entender la dirigencia y la acción política,
y comprender que a la función pública se llega a través de un partido
político pero una vez en el lugar -que nos dio la gente- se debe
responder al conjunto de la sociedad, sin prebendas ni exclusiones. Nosotros, los Justicialistas, debemos suscribir con
firmeza a lo que nuestro lider Juan Domingo Perón nos legó como su
primera verdad: La razón primordial que justifica la existencia de
nuestro movimiento es la de darle felicidad al Pueblo y grandeza a la
Patria. No respetar el triunfo de Fernando de la Rua en la
Nación, el de Carlos Ruckauf en la provincia de Buenos Aires, o el
indiscutible consenso con que ha triunfado nuestro intendente Jorge
Barracchia, es no respetar la voluntad de la gente, la misma gente que
decidió que la señora Silvia Zubillaga y quien suscribe seamos
legisladores e interactuemos en diversos ámbitos para resolver los
problemas concretos de nuestros convecinos. Del respeto y el sentido de
colaboración que tengamos el uno por el otro surgirá no una frágil
plataforma para acuerdos espurios sino un sólido consenso para trabajar por la gente. De nosotros depende, de los dirigentes, que la
cohabitación sea solo una palabra que pronto pase de moda o
piedra fundamental de una nueva
manera de entender la función pública. Trabajemos por esta última
opción, los ciudadanos y sus problemas esperan ansiosamente. Por el Diputado provincial Cro. Nicolas Dalesio
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